Teniendo en
cuenta la increíble carga a la que sometemos los dedos al escalar, no sorprende
que sean el punto más común de lesión. Por desgracia, estas lesiones molestas
suelen ser difíciles de diagnosticar con precisión y, lo que es peor, solemos
tender a ignorarlas en su primera fase. Muchos escaladores aseguran poder
escalar con un dedo lesionado, ya que siguen teniendo 9 dedos sanos con los que
poder agarrarse y continuar escalando a un nivel cercano a su máximo. Escalar
con un dedo lesionado puede aumentar la
gravedad de la lesión y, por tanto, doblar o triplicar el tiempo de reposo
necesario para la recuperación.
Lesiones de la
polea del Tendón
Las lesiones más comunes que sufren los
escaladores implican un desgarro parcial o una rotura completa de una o más de
las poleas anulares de los tendones flexores. En muchas ocasiones se produce
sólo el desgarro parcial de una sola polea; pero en los casos más graves se
pueden romper completamente una o más poleas, provocando un efecto de cuerda de
arco palpable y visible. La naturaleza exacta y el alcance de la lesión se
pueden diagnosticar realizando una ecografía,
ya que es un método diagnóstico sencillo, rápido, barato y eficaz. Se estima
que la sensibilidad de la ecografía para la descripción de las lesiones de las
poleas de los dedos es de 98%, y la especificidad es del 100%.
Entre las 5
poleas anulares, la polea A2 es la que se lesiona con mayor frecuencia, y
puedes acusar al habitual agarre en arqueo como el principal culpable. Al
utilizar el agarre en arqueo, casi el 95% de la articulación IP produce una
carga de fuerza tremenda en la polea A2, además de una hipertensión fuerte en
la articulación ID. Las lesiones en la polea A2 pueden ir desde un desgarro
microscópico o parcial hasta, en el peor de los casos una ruptura completa.
Los pequeños
desgarros parciales son generalmente molestos, porque se desarrollan durante el
curso de unas pocas vías, unos cuantos días de escalada o incluso gradualmente
durante el transcurso de la temporada de escalada. Son menos frecuentes las
rupturas completas que se producen ante un movimiento máximo en una regleta muy
estrecha o en un monodedo. Algunos escaladores afirman haber escuchado un POP
(una señal probable de un desgarro importante o
de una ruptura completa), aunque otras lesiones también pueden producir
este efecto.
Dependiendo de la
gravedad de una lesión de la polea A2,
el dolor y la hinchazón en la base del dedo puede ser desde ligero a tan
intenso que no puedas realizar tareas sencillas como coger un vaso de agua. La
hinchazón puede limitar la amplitud de movimientos durante la flexión, y el
efecto de arco de cuerda se puede sentir o incluso ver. Si se rompen una o 2
poleas mas (normalmente la A3 y la A4). Los desgarros ligeros pueden ser
indoloros cuando el dedo está en reposo, pero se vuelven dolorosos cuando se
realiza una contracción isométrica (como agarrarse a un canto) o cuando
presionas en la base del dedo cerca de la palma.
Tratamiento de la
lesión
El tratamiento de
una lesión de polea A2 debe empezar con el cese total de la escalada y de
cualquier otra actividad que requiera una flexión forzada del dedo lesionado.
Hacer cualquier cosa que te provoque dolor retrasará o impedirá la curación del
tejido lesionado y es bastante probable que empeore la lesión, de forma que el
proceso de curación pueda empezar en ese momento para que sea más breve.
El objetivo
durante los días inmediatamente posteriores a la lesión es controlar la
inflamación con hielo 3 veces al día durante 15 minutos y con medicamentos
antiinflamatorios como el ibuprofeno. Deja estos tratamientos después de 5
días; el uso a largo plazo del hielo y los antiinflamatorios puede interferir
en el proceso de curación.
Dependiendo de la
gravedad del desgarro, el dolor suele remitir pasadas entre 2 y 10 semanas.
Liberarte del dolor, sin embargo, no significa luz verde para volver a escalar.
Aquí es donde la mayoría de los escaladores se equivocan; vuelven a escalar
demasiado rápido y vuelven a lesionarse el tejido curado parcialmente. Como
regla general, espera 2 semanas desde que dejes de sentir dolor, luego vuelve a
escalar progresivamente. En el caso de una lesión leve de polea A2, esto puede
significar un total de 45 días de reposo.
Un
estudio francés de 12 escaladores de élite con lesiones en la polea A2 mostró
que 8 individuos eran capaces de volver a la escalada con éxito después de 45
días de descanso (Mouret, 1993). Los desgarros más graves, sin embargo, pueden
precisar hasta 2 o 3 meses de descanso antes de volver a escalar
progresivamente.
Tratamientos efectivos
para curar y prevenir lesiones en dedos
El ultrasonido Se
muestra como un método muy efectivo y valorado con muy buenos resultados, entre
ellos tenemos:
- Favorece la relajación muscular.
- Aumenta la permeabilidad de la membrana.
- Aumenta la capacidad regenerativa de los tejidos.
- Efecto sobre los nervios periféricos.
- Reducción del dolor.
- Disminución o aumento de los reflejos medulares según la dosis aplicada.
El laser: acelera el proceso de formación de colágeno y en ello reside su capacidad extraordinaria de regeneración de los tejidos dañados. Los fotones de luces de un láser penetran profundamente en los tejidos y así dan energía para la formación de ATP (Trifosfato de Adenosina) El ATP permite a la célula absorber los nutrientes y eliminar los desechos dos tercios mas rápido que utilizando otras terapias.
El
masaje: es una parte inseparable del tratamiento de las
lesiones deportivas y reviste una gran importancia para la recuperación de la
capacidad de trabajo después de las lesiones entre los beneficios del masaje se
encuentran:
- Disminuye sustancialmente la sensibilidad de los nervios periféricos, y del estado de toda la zona del cuerpo donde se ha producido la lesión
- Produce una dilatación de los vasos sanguíneos aumentando la circulación de la sangre y favoreciendo la eliminación de los productos de desecho sustituyéndolos con oxigeno y nutrientes de curación
- Impide la formación de una atrofia o permite suprimirla rápidamente
Estirar:
o traccionar el dedo para que se separen las carillas articulares, favoreciendo
de este modo la irrigación sanguínea en la capsula articular (en otras palabras,
estirarse los dedos, sin llegar a crujirlos
Ozonoterapia: es muy eficaz, no solo
para tratar el dolor, también, ayuda a curar la inflamación ocasionada por una
lesión. Además, no tiene contra indicaciones y no deja residuos, ya que en el
organismo el ozono se transforma en oxígeno.
Es un tratamiento que puede combinarse con otros
tratamientos y diversas especialidades médicas hacen uso de esta técnica, así
por ejemplo, se utiliza junto a los tratamientos de crecimiento, para favorecer
la rehabilitación y reducir el dolor.
Ejercicios
excéntricos: estos ejercicios sirven como
rehabilitación y a través de ellos podemos fortalecer la musculatura del tendón,
romper las adherencias y prevenir lesiones a largo plazo. Solo necesitaras una
banda elástica
Utilizar Esparadrapo:
el esparadrapo supone una gran ayuda, prestando apoyo a una polea débil o
lesionada ayudando a sujetar el tendón contra el hueso.
Ponerse esparadrapo
alrededor de los dedos es útil porque refuerza las poleas de los tendones
flexores, protege la articulación de las posiciones extremas limitando el rango
de movimiento y ayudando a proteger la piel
Se aconseja utilizar
esparadrapo protector durante 2 o 3 meses cuando se vuelve a escalar después de
una lesión de poleas
Vendaje en 8 para proteger las poleas A2,A3 y A4:
Muchas veces, el escalador puede intuir, por las
propias advertencias o avisos que le da su cuerpo, que está a punto de
lesionarse o se encuentra en el extremo de tolerancia de su cuerpo.
Esencialmente y en numerosas ocasiones nuestros dedos
dan síntomas de aviso, bien en forma de dolor, apareciendo tras una sesión de
entrenamiento leve rutinario o simplemente tras una escalada no muy intensa
bien en hinchazón o color. Lo cierto es que nos está advirtiendo de la fatiga
de nuestro sistema articular y la clave, para esquivar la futura lesión grave,
es prevenir y EVITAR.
¡Si un dedo duele, uno debe parar!
Ante el “susto” o advertencia de nuestro organismo, en
la medida de lo posible, uno debe procurar un tiempo de reposo. Asimismo, tras
el reposo, prudencialmente cambiar por un tiempo los hábitos de entrenamiento y
escalada hasta que no se experimente ningún dolor en el dedo afectado. Dejar
por un tiempo de repetir esos ejercicios o pasos de rutina agresiva que estamos
trabajando de modo intenso; Enfocar por un tiempo nuevas técnicas de
entrenamiento sin fuerza y prescindiendo de las pequeñas regletas o presas
agresivas; Abandonar por un tiempo el trabajar sobre esos proyectos duros que últimamente
estamos escalando, en resumen: ser prudentes.
Fuente:
Entrenamiento para escalada - Erick Horst, Suvire.blogspot.com.es
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